Sun Tzu escribió en su legendario trabajo militar, El arte de la guerra lo siguiente: “Pon cebos para atraer al enemigo. Finge desorden, y aplástalo”. O lo que es lo mismo, “mueve al oponente, no a la pelota”. Ahora, antes de sumergirnos más en esta idea, me gustaría afirmar que no estoy comparando el fútbol con la guerra. Sin embargo, el fútbol y todos los otros juegos de equipo se basan en la premisa de la guerra. Cada grupo participante debe invadir el territorio del oponente para completar un objetivo. En el caso del fútbol, colocar la pelota en la portería del oponente.
Dicho esto, hay muchas ideas que pueden extraerse de las estrategias de guerra y aplicarse directamente a nuestro deporte. Por ejemplo, el concepto de Sun Tzu de hostigar a un enemigo es esencial en el fútbol. Mi oponente está firmemente posicionado para proteger su objetivo. No hay espacio para que mi equipo pueda maniobrar con la pelota. La única solución es moverlos. Atraerlos con un cebo que no pueden obviar: la pelota.
Si le preguntaras a cualquier jugador del mundo qué es lo más importante en el fútbol, todos dirían que la pelota. Sin el balón no puedes ganar un partido, es un hecho indiscutible y objetivo. Entonces, ¿qué mejor cebo que la única cosa que todo jugador quiere?
Guardiola comprende la importancia de la pelota, y es muy evidente en su filosofía. La posesión lo es todo para él. No solo eso, sus equipos usan la pelota como arma. Lo usan para mover a los oponentes a espacios que puedan ser explotados por sus jugadores. La posesión no solo se usa para evitar que los oponentes marquen, sino que se explota ese deseo innato por la pelota.
En una entrevista reciente con Sky Sports, Kyle Walker, del Manchester City, discutió exactamente esta idea. Cuando se le pregunta por qué, como lateral derecho, juega para Guardiola, se coloca tan cerca del centro de la espalda, cuando tradicionalmente esa posición tiende a colocarse en la línea de banda. Él respondió: “A Guardiola no le gustan los pases de más de tres metros. Le gusta que sean cortos. Solo para atraer a los jugadores. Atraes a jugadores y eso crea agujeros para los peligrosos: De Bruyne, Sterling o Sane”
“Poner cebos: Mueve al oponente, mueve al enemigo”
Este concepto es fundamental para el estilo del juego de posición. Cuando mantienes el 60-70 por ciento de la posesión en un partido, el oponente comenzará a sentirse cómodo defendiendo de manera pronfuda. El remedio de Guardiola es engañarlos haciéndoles creer que pueden robar la pelota y explotar los agujeros que han dejado.
En el libro de Jed Davies The Philosophy of Football: In the Shadows of Marcelo Bielsa, utiliza un rondo 6 contra 2 para simplificar este concepto.
El poseedor de la pelota y sus compañeros de equipo más cercanos pueden pasarse la pelota entre sí para atraer al defensor más cercano creando espacio para el jugador más alejado, lo que acaba resultando en un pase que rompe la línea de presión y hace progresar la pelota.
Si imaginas este mismo rondo dentro del contexto del juego al dar posiciones a cada jugador, es exactamente el mismo escenario. Kyle Walker y Vincent Kompany ejecutan pases cortos de tres metros para crear una línea de pase y espacio para Kevin De Bruyne.
La belleza está en la interconectividad dentro del sistema. Dos jugadores defensivos actúan de una manera que beneficia a un jugador atacante que resulta en la mejora del conjunto.
En su libro, Martí Perarnau escribe sobre la idea central de Guardiola, “la esencia de un equipo y su entrenador, la síntesis entre un sistema de creencias particular y su misión declarada grupal”. Cuando el objetivo es claro, florece un entendimiento entre los miembros del grupo. Kyle Walker y sus compañeros lo tienen claro: “mueve al oponente, no a la pelota”.
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