Muchas veces como entrenadores, nos sentimos incapaces de preparar mentalmente a los jugadores para aceptar la derrota… o la victoria.
Si es importante saber gestionar de forma eficiente el refuerzo que significa obtener una victoria, lo es mucho más utilizar el estímulo de una derrota para continuar de forma eficiente la práctica deportiva.
Para un entrenador en concreto, la derrota de tu equipo puede ser una oportunidad maravillosa de desarrollo y mejora conjunta. Pero es importante antes de nada, aceptar que la derrota durante la competición es inevitable. Debes ser el primero en comprenderlo:
- La derrota forma parte del desarrollo del juego, no es algo extraordinario, y por tanto debería tener la misma relevancia que las victorias.
- Se debe diferenciar entre las causas controlables de haber perdido (cuestiones físicas, técnicas o tácticas), de las incontrolables (azar o habilidades de tu rival), para evitar pensamientos negativos. Si es la primera opción, se puede corregir en el futuro. Si es la segunda, no hay que ir más allá.
- Se pueden extrar extraer cosas positivas de la derrota que pueden mejorar la unidad del grupo: Los jugadores se darán cuenta de cuánto dependen de los demás. El entrenador debe atribuir la responsabilidad de la derrota en el colectivo (incluido él), y no en jugadores específicos. Corrijamos siempre de manera unitaria. Por ejemplo, el fallo de un lateral puede ser explicado mediante el error grupal producido a la hora de bascular. Siempre haciendo hincapié en el error concreto, pero llevándolo al global del equipo. Que todos busquen en su interior alguna causa a la que atribuir la derrota, y se sientan más unidos y más necesitados los unos de los otros.
- La derrota puede ser utilizada de manera constructiva, cuando un equipo debe enfrentarse a futuros obstáculos mayores. Una derrota “a tiempo”, logra reubicar los sentidos (tocar de pies en el suelo), y reenfocar los objetivos. Está demostrado que los equipos que sufren una derrota en el último tramo de liga, acaban dando en esos partidos finales peor rendimiento que el equipo que tuvo una mala racha en momentos iniciales o intermedios de la temporada.