Hay pocas verdades absolutas en el fútbol, pero una de ellas es la de que la velocidad no se puede mejorar. La velocidad se entrena para mantener al jugador a su velocidad máxima, pero no para que sea más veloz. Es por ello por lo que, ante rivales realmente rápidos, hay algunos ajustes que deberías considerar llevar a cabo. Ten en cuenta que no hay dos jugadores idénticos, ni tampoco dos equipos idénticos. Lo que funciona para uno puede no funcionar para el otro. Hoy hablaremos de cómo defender a un equipo más rápido que el nuestro.
Primero de todo, y aunque parezca una obviedad, recuerda que no es lo mismo el fútbol 11 que el fútbol 8, o 7. Repito, suena obvio, pero muchos entrenadores no hacen los ajustes apropiado cuando pasan de uno a otro tipo de fútbol.
Desde un punto de vista defensivo, hay más espacio para cubrir en fútbol 11, por lo que la división de la carga de trabajo es crucial. Como todos sabemos, hay algunos equipos que son muy físicos, técnicos o tienen una mezcla de ambos atributos. Esto determinará cómo juegas sin la pelota.
Puedes intentar jugar más profundo o caer detrás del balón cuando pierdas la posesión para que haya muy poco espacio para ser explotado detrás de tu equipo. Esto significa trabajar las transiciones de manera muy habitual en los entrenamientos, porque si quieres al menos 9 jugadores detrás de la pelota cuando pasas de atacar a defender, es innegociable que tu equipo consiga hacerlo de manera correcta y rápida (mentalmente, no físicamente). Esto lo que permitirá es negar cualquier posibilidad de pase inicial (poder replegar) o desplazamiento en largo (tener tantos jugadores detrás que los rivales rápidos no ataquen tu espacio a la espalda). Ralentizar uno o dos segundos, es un seguro de vida para tu equipo.
También puedes pedir que los centrocampistas trabajen más para cerrar a los rivales, para que tu rival haga obligatoriamente pases hacia atrás u horizontales. Esto puede requerir que emplees un centro del campo de cinco hombres. Los centrocampistas de banda deben cerrar las espaldas opuestas, a medida que se acercan a la línea del mediocampo. Esto es simplemente, cerrar sin pensarlo junto a los laterales/centrales, evitando un desplazamiento o cambio de orientación que haga que el trabajo del centrocampista de banda del lado hábil no sea en vano. La razón de esto es que la mayoría de los equipos con ritmo intentan jugar por arriba de los centrocampistas y con cambios de orientación.
Si tienes un grupo muy avanzado tácticamente, puedes decidir usar la trampa del fuera de juego. Personalmente no me gusta, porque creo que los jugadores en según qué edad deberían confiar en los principios de la defensa individual, y de la táctica colectiva antes de que se les enseñe a depender de un sistema o una trampa para defender al rival.
Lo más importante es continuar desarrollando a los niños enseñándoles los principios fundamentales del juego, tanto técnica como tácticamente. El componente de la velocidad física se iguala a medida que los jugadores maduran, así que debes ser lo suficientemente astuto como para reconocer esto y mantener tus objetivos a largo plazo intocables, aunque tu equipo no sea el más físico del mundo. Recuerda nuevamente, las capacidades físicas se igualan con el paso de los años, los aspectos técnicos y tácticos, no. En lugar de centrarte en cómo defender a un rival rápido, céntrate en mejorar las características técnicas y tácticas.
CURSOS EN OFERTA