Ser proactivo o agresivo en el fútbol no se trata solo de jugar duro, sino de ser proactivo en tu juego, tomar la iniciativa (sea ofensiva o defensiva) y no ceder ni un centímetro a tus oponentes. Salir al campo con esta mentalidad en cada partido le permitirá a los rivales saber que vas en serio y que tendrán que dar lo mejor de sí mismos para tener la posibilidad de ganar. Sin embargo, hay un buen equilibrio entre ser proactivo en tu juego y mantener la calma y el control mientras estás en el campo. Hoy os daremos varios consejos sobre cómo tener un equipo más agresivo:
Si bien Wayne Rooney, por ejemplo, fue elogiado por su juego positivo y agresivo, también fue criticado en sus primeros días por dejar que sus emociones le desbordaran. Debido a esto, fue amonestado innecesariamente e incluso expulsado.
Pero hay muchas cosas que puedes hacer para tener un equipo más agresivo en el campo sin volverte loco y gritando durante los 90 minutos.
Mucho de esto se reduce al compromiso por la causa (el objetivo del equipo), la competitividad, la confianza, el acondicionamiento físico y el control que tienen sobre sus emociones y acciones. Pasemos ahora sí, a ver cómo tener un equipo más agresivo durante un partido:
Si bien gran parte de la forma en que juegas está determinada por la mentalidad con la que abordas cada partido y sesión de entrenamiento, muchas otras cosas pueden ayudarte a que tus jugadores sean más agresivos en el campo.
Además de los aspectos mentales, también puedes condicionar el cuerpo y el comportamiento para los partidos mediante la preparación y la práctica en el campo de entrenamiento.
Además de esto, aprender cómo y cuándo hacerlo aumentará su confianza, así como su sentido de control sobre su cuerpo y sus emociones.
Aquí hay algunas cosas diferentes en las que trabajar para conseguirlo:
MENTALIDAD
Si bien algunos jugadores son naturalmente más agresivos que otros, se puede desarrollar una voluntad indomable de ganar y competitir con tiempo y entrenamiento.
Gran parte de esto se debe a la forma en que abordan tus jugadores cada sesión de entrenamiento y partido.
Determinar de antemano que serás el primero en cada pelota y ganarás todos los duelos, desarrolla una mentalidad positiva y proactiva que los preparará para el éxito. Sin embargo, esto es más fácil decirlo que hacerlo, y debe respaldarse y actuar en cada sesión de entrenamiento fomentando reglas para los ejercicios que permitan desarrollar ese pensamiento. Algunos ejemplos serían limitar a pocos segundos algunas acciones (tipo marcar), recompensar a un equipo por conseguir el objetivo antes que el otro, etc.
CONDICIONA EL COMPORTAMIENTO
Al jugar de manera agresiva en cada sesión de entrenamiento, te asegurarás de que sus actuaciones sean igualmente proactivas y positivas cuando se trata de un partido. Si bien está muy bien decir que deben luchar y pelear por cada pelota, puedes prepararte para que lo hagan simplemente jugando duro en cada ejercicio de entrenamiento semanal.
Con el tiempo, esta forma de jugar se convertirá casi en su naturaleza, lo que no solo te ayudará a ser más agresivo, sino que también ayudará a mantener un mayor control de sus emociones en los partidos. Es cuestión de práctica.
Para que este estilo de juego funcione, debes por supuesto tener claro cuál es tu idea de juego, para evitar que tus jugadores sean intensos o agresivos de manera innecesaria. Tener claro y crear un buen modelo de juego, asegurará que son agresivos cuándo y dónde (dónde se presiona, cómo se presiona, desde que zona, etc.).
TUS JUGADORES DEBEN APRENDER A PRESIONAR Y A HACER ENTRADAS DE MANERA CORRECTA
Una gran parte de jugar fútbol agresivo es competir con tus oponentes y presionar de manera correcta, independientemente de la zona del campo que escojas para presionar.
Por lo tanto, deben saber cómo abordar y usar su cuerpo sin ponerse en peligro a sí mismos ni a los rivales. Esto significa que debes dedicar tiempo no solo a aprender a hacer entradas efectivas, sino a cómo colocar el cuerpo en la presión, en qué trayectoria, etc. Pero también en cómo saltar, despejar o usar su cuerpo para ganar la pelota o protegerla. Dedica tiempo a la técnica individual del jugador.
ENTENDER CUÁL ES EL MOMENTO PERFECTO PARA SER AGRESIVOS
Del mismo modo que lo anterior, es clave saber cuándo tienen que ir a la presión alta, o cuándo replegar. Esto es algo que lógicamente, deben saber antes y después del entrenamiento. Habrá momentos en los que necesites esa lucha por un segundo balón, pero también los habrá en los que tus jugadores deberán replegar sin ir a ese balón. Tus jugadores deben tener claro (y por eso explicamos antes lo del modelo de juego), cuándo y dónde es el momento de llevar la iniciativa en esa “agresividad positiva” o proactividad.
DESARROLLAR UNA BUENA COMPRENSIÓN DEL JUEGO
Es simple: cuanto más horas de entrenamiento y comprensión de nuestra idea o filosofía de juego, más fácil que tus jugadores desarrollen la capacidad de comprender el juego, y tomen mejores decisiones dentro del campo. Esta comprensión permitirá que los dos últimos puntos sean llevados a cabo de manera efectiva.
Como dijimos anteriormente, presionar imprudentemente hacia adelante para atacar a un rival puede dejarte en una situación táctica que no se la desearías ni a tu peor enemigo. Sé prudente, y consigue que tus jugadores entiendan el juego.
MEJORAR LA CONDICIÓN FÍSICA
Si trabajan duro en el campo de entrenamiento, el estado físico y mental se entrenará sólo sin necesidad de hacer un ejercicios específicos de preparación física. No hay nada mejor que trabajar la velocidad o la fuerza con unas consignas de entrenamiento adecuadas. El mejor entrenamiento físico es el que el jugador realiza sin saber que lo hace. De ahí que los condicionantes de los ejercicios (tiempo máximo de posesión, recompensas por lograr el objetivo), sean tan importantes. Estarán trabajando físicamente sin saberlo, y eso para ti como entrenador, es lo mejor que te puede pasar. Disfrutarán, y se divertirán mientras se esfuerzan en todos los aspectos.
Además, piensa una cosa: estarán entrenando para la “batalla”, (un término que no me gusta usar), y se les quitará cualquier miedo o desconfianza que tengan. Nada mejor que aumentar su confianza y autoestima, sabiendo que nunca tendrán miedo en un terreno de juego. Podrán ir duro ante sus rivales sin el temor de lesionarse.
Un buen físico permite ser más competitivo, cubrir más terreno, y ser más incisivo en el partido. Todas ellas son la mejor manera de ser proactivo y agresivo.
POSITIVIDAD EN EL LENGUAJE CORPORAL
Entrenar el cuerpo y la mente está muy bien, pero también se debe proyectar esa positividad y energía a través del lenguaje corporal. Mantenerse en una postura fuerte (hacerse grande) y erguida, puede irradiar confianza y hacer saber a los oponentes que les espera un partido difícil. Además, ayudará al resto de compañeros de equipo en el momento que decaigan. Ver a un jugador activo, ocupando mucho espacio con su cuerpo, es lo que necesita el jugador que está más decaído o sin confianza.
Corrige estas posturas también en las sesiones de entrenamiento, evita que estén de brazos cruzados en tus charlas, y modifica sus posturas y movimientos durante las tareas del microciclo semanal.
DEMOSTRAR ENERGÍA ANTES DEL PARTIDO
Antes de los partidos, muchos equipos hacen un grupo en el que repasan el plan de juego y se animan unos a otros a competir y ganar. Al motivarse no solo para hacerlo bien, sino también para crear hermandad, les entusiasma a ellos y también a los que están en el campo. La unión jugadores-aficionados es fundamental, así que cuando más alto digan su lema, más inseguridad crearán a sus rivales, y más motivación a ellos mismos y a sus padres, aficionados, etc.
Esto no sólo debe ser antes del saque inicial, sino también durante la charla. Terminarla con música positiva o con un grito antes de salir del vestuario sería otro punto a favor.