La superposición de líneas es un patrón táctico para iniciar un nuevo ataque desde la fase de transición. Con la ayuda de uno o dos movimientos inteligentes, se juega una línea por delante mientras el receptor del pase sirve de ‘boya’ para el tercer hombre, que avanzará una línea que nos permita salir de esa zona atacando el espacio del ‘boya’.
Superposición de líneas de acuerdo con el principio del pase vertical
Los sistemas de juego modernos y fluidos se caracterizan por su variabilidad y capacidad de intercambio posicional. Las diferentes formaciones surgen de un orden básico en la posesión de la pelota y contra ella. Pero no solo las fases del juego, sino también los espacios muy ocupados pueden provocar ciertos cambios dentro de una formación: la mayoría de los equipos eligen una formación significativamente más “compacta” ante el rival con balón que cuando lo tienen ellos. Esto tiene que ver con el llamado “escalonamiento amplio/profundo”, que se supone que facilita el pase de la pelota mientras se está en posesión. El comportamiento compacto en la fase defensiva, por ejemplo, en un 1-4-4-2, debería hacer que al oponente le resulte lo más difícil posible construir esta amplitud y profundidad.
Veamos mejor el concepto con esta imagen:
El jugador azul ha recuperado el balón, y gracias a lo compactos que son en ataque (como puedes ver aquí en equipos como Liverpool o RB Leipzig), y al ocupar dos de los tres carriles, pueden utilizar la superposición de las líneas y ser más verticales. El objetivo es que el jugador referencia, encuentre ese espacio tras la primera línea de presión rival, para facilitar y desencadenar el contraataque: ese espacio que ha encontrado entre líneas cayendo a la línea anterior, permite que se genere un nuevo espacio que atacará como tercer hombre el jugador superpuesto.
El equipo en posesión del balón habrá sacado a los oponentes individuales de su formación una durante la transición, de modo que formarán espacios que finalmente permitan el pase decisivo hacia el más profundo posible. Es importante que los atacantes se mantengan pacientemente en la línea “más baja” y atraigan a sus oponentes allí para mantener abiertos los espacios entre las líneas.
Este patrón es particularmente útil cuando el equipo rival realiza una presión tras pérdida, si el equipo contrario no lo hace y pretende replegar, será imposible ponerlo en práctica.
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