Parar, pensar y ver lo que ha cambiado es siempre un ejercicio interesante. El fútbol moderno está formado por tendencias y debes conocerlas para entender el juego en su esencia. En los últimos años, el perfil de los laterales “modernos” nos da una señal paradigmática de cómo ha evolucionado el fútbol, y de por qué ahora, al hacer una alineación, nos basamos más en la inteligencia del futbolista.

Durante años, convertir a los extremos en laterales fue una solución recurrente utilizada por varios entrenadores para superar la falta de calidad. Esta tendencia se ha acentuado por la necesidad de que los equipos tengan laterales que no se limiten al proceso defensivo sino que también tengan la capacidad de integrarse ofensivamente. Hay varios casos exitosos, como Fábio Coentrão o Bernat, que retrocedieron en el terreno para convertirse en mejores jugadores.

Ahora, cada vez más entrenadores buscan convertir a los centrocampistas en laterales. Puede parecer extraño para muchas personas que piensan que atributos como la velocidad y la fuerza en los duelos son indispensables para responder a los requisitos específicos de esa posición, pero es una consecuencia natural de los constantes desafíos que ofrece el juego.

Hay una palabra clave detrás de esta nueva tendencia: inteligencia. La inteligencia es un factor distintivo en cualquier jugador, en cualquier posición dentro de las cuatro líneas. Parece que el fútbol se está moviendo a un lugar donde solo los inteligentes, aquellos que interpretan y se adaptan al contexto del juego, sobrevivirán. El hecho de que, en teoría, un centrocampista tenga una comprensión superior del juego que un lateral típico (o de la vieja escuela), puede ayudar a tomar esa decisión por parte de los entrenadores.

Alemania: un ejemplo a seguir

Alemania es la cuna de estas transformaciones y parece estar un paso por delante del resto, rompiendo los estereotipos y sirviendo de modelo para los demás. En ningún otro país encontramos tan buenos ejemplos de esta nueva tendencia. Kimmich, preferiblemente centrocampista, no necesitó “escuela” para convertirse en el jugador titular en el lateral derecho del equipo nacional alemán durante la última Eurocopa.

No es un jugador supersónico, ni es particularmente fuerte en el 1×1, pero le da criterios al balón y puede defenderse sin él. Sebastian Rudy, otro elemento llamado por Joachim Löw, también es un jugador versátil con la capacidad de jugar en ambos lados de la defensa.

Contexto europeo

Fuera de Alemania, Sergi Roberto es el caso más notable de una adaptación exitosa. A pesar de ser potencialmente uno de los mejores centrocampistas españoles, se le utiliza de lateral principalmente en y siempre juega a un buen nivel. Él es el prototipo de este “nuevo” lateral, que tiene en la inteligencia su mayor calidad. Esto permitió que la salida de Dani Alves en su día, no causara tanto daño como se esperaba.

En los Países Bajos, está el ejemplo de Daley Sinkgraven. De mediocampista ofensivo, se convirtió en un lateral izquierdo en la revolución llevada a cabo por Peter Bosz en el Ajax. Y no le salió nada mal. El Ajax ganó un lateral más creativo y capaz de explotar espacios interiores.

La idea de que los jugadores están restringidos por sus características físicas es cosa del pasado. Lo que se valora ahora y lo que se pretende extraer de un jugador se vuelve cada vez menos dependiente de lo físico y más de lo intelectual. El fútbol está dejando de lado la necesidad de especialización como “lateral” o “centrocampista” y está aprovechando las cualidades de cada uno como futbolistas. En la inteligencia.


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