El cerebro es responsable de todo lo que hacemos como seres humanos. Aprendimos a caminar, hablar, correr y saltar al observar, imitar y procesar la información en nuestros cerebros. Información como esta debería tener mucha importancia en la forma en que entrenamos y desarrollamos a futbolistas jóvenes.

CENTRARSE EN EL ENTRENAMIENTO CEREBRAL

El entrenamiento debe enfocarse al cerebro. Se debe ayudar a la capacidad de un jugador para procesar información relacionada con su entorno y proponer soluciones a las habilidades motrices relevantes. Hasta ahora en la mayoría de federaciones, se centraban en lo que podemos ver a simple vista en lugar de lo que los jugadores han aprendido.

Aunque parezca que con la modernidad del entrenamiento cualquier jugador puede mejorar, la realidad en la mayoría de casos es que los jugadores únicamente se están volviendo expertos en la realización de ejercicios o tareas. Si los jugadores se colocan continuamente en ejercicios donde hay mucho pocos elementos cognitivos y perceptivos, entonces sólo están entrenando la habilidad motora.

A menudo, las tareas de las sesiones de entrenamiento que hacemos, se desarrollan de tal manera que se les da las decisiones “mascadas”, es decir, para que encuentren la solución al objetivo rápidamente. Por tanto, esto impide un correcto desarrollo del cerebro en un contexto futbolístico.

Si bien a primera vista puede parecer que cuando ha acabado la temporada los jugadores han mejorado, es simplemente que se han acostumbrado y familiarizado a las mismas sesiones y a la naturaleza repetitiva de los ejercicios. Nosotros mismos como entrenadores, creemos que el jugador ha mejorado porque realiza un ejercicio mejor que hace dos o tres meses. Es simplemente una ilusión irreal. Únicamente se ha acostumbrado.

ENFOCA EL ENTRENAMIENTO DE MANERA CIENTÍFICA

Necesitamos como entrenadores adoptar un enfoque más científico y lograr comprender la forma en que se desarrolla la habilidad futbolística a través del cerebro. Entonces debemos entender cómo entrenar el cerebro en los ejercicios específicos del fútbol, para asegurar que los jugadores realmente aprenden y mejoran sus habilidades.

Es importante que los jugadores sean colocados en situaciones de entrenamiento donde sean desafiados y forzados a pensar.

Los jugadores pueden ser retados de varias maneras al aumentar la complejidad de un ejercicio después de haberlo iniciado con un nivel básico. Por ejemplo, cuando se lleva a cabo una tarea básica al primer toque, el entrenador puede evolucionar el ejercicio sosteniendo en sus manos diferentes conos de colores, y según el color que saque, el equipo en posesión de balón tendrá que ir a una dirección concreta durante esa conservación. Al hacerlo así los jugadores desarrollan sus habilidades cognitivas y perceptivas a medida que se ven obligados a ver su entorno y procesar la información.

Es algo relativamente fácil de hacer, y asegura que el jugador se está desarrollando neuronalmente. Su cerebro está siendo desafiado y obligado a encontrar una solución, muy parecido a un juego en el que se producen patrones de movimiento aleatorios en entornos que cambian rápidamente.

CONSTRUIR PATRONES PARA EL FUTURO

A veces se ha oído a entrenadores hablar sobre la memoria muscular cuando se enseñan habilidades técnicas a jugadores jóvenes. La memoria muscular no existe realmente; a lo que los entrenadores se refieren en realidad es a la fascinante capacidad del cerebro para codificar la memoria. El cerebro tiene una increíble capacidad de recordar patrones y secuencias llevadas a cabo por los músculos cuando es practican deportes complejos como el fútbol.

Es lógico entonces pensar, que deberíamos proporcionar a los jugadores de fútbol base muchas oportunidades para realizar patrones aleatorios y secuenciales que luego puedan codificarse en el cerebro para su uso futuro.

Cometer errores es una fuente vital de desarrollo para el cerebro. Es importante que los jugadores cometan errores en escenarios similares a los de un partido. Al cometerlos, el cerebro procesa esa información, las habilidades y las técnicas utilizadas en escenarios particulares y luego evalúa si se logró el éxito o no. Cuantas más oportunidades se dan a los jugadores para cometer errores, más oportunidades tiene el cerebro de aprender y desarrollar el “hardware” neuronal correcto, que luego se puede descargar a los músculos para garantizar que se lleven a cabo la acción adecuada la próxima vez.

DEJA QUE TU JUGADOR ENCUENTRE LA RESPUESTA

También es importante que cuando se entrene, los entrenadores permitan a sus jugadores obtener respuestas verbalmente entre por ejemplo, los descansos entre una misma tarea. Hacer preguntas abiertas relacionadas con los problemas futbolísticos a los que se enfrenta el jugador, obliga al niño a procesar la información y encontrar por él mismo la solución.

Preguntas como: “¿cuál es la mejor opción en esta situación?” ayuda al jugador a evaluar el entorno y decidir una respuesta adecuada. Tienen el reto de evaluar dónde está la pelota, dónde están sus compañeros y dónde sus oponentes. Según esta información, pueden decidir si dan un pase, regatean o disparan a portería dependiendo de dónde se encuentren en el campo.

Esto permite al entrenador evaluar su razonamiento como un determinante de si realmente están aprendiendo lo que se les está enseñando. Si nos dan una buena razón o respuesta, es seguro que lo están aplicando en sus cerebros y están participando de manera activa en el proceso de aprendizaje. También nos asegura que tienen una mejor oportunidad de retener esa información en sus neuronas para su uso en la realidad del partido.

Los entrenadores deben usar preguntas abiertas en lugar de cerradas con sólo dos respuestas posibles. Por ejemplo, hacer preguntas tipo “¿deberías disparar o regatear?”, es una pregunta relativamente directa con una probabilidad 50-50 de obtener la respuesta correcta sin usar realmente el cerebro para encontrar la solución.

En el futuro, es crucial que los entrenadores enfoquen su entrenamiento en el cerebro y desarrollen las vías neuronales correctas. La comunidad académica ha avanzado significativamente en el conocimiento del cerebro del futbolista, como en el curso que impartimos nosotros AQUÍ. El desafío para los entrenadores y todas las personas involucradas en el desarrollo de jugadores es integrar la investigación en el entrenamiento de fútbol para garantizar que los chicos y chicas del fútbol base tengan la mejor oportunidad posible de desarrollar su potencial. Es labor de todos los que amamos la formación.

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