¿Cuántas veces nosotros como entrenadores hacemos sustituciones durante un partido pero no funcionan? ¿Y por qué para que funcionen, parece que está más ligado con la capacidad de los jugadores suplentes que entran que a la propia “mano” del entrenador? ¿Y por qué hay entrenadores que realizan una sustitución y les sale bien?

Nosotros los entrenadores no tenemos el hábito de entrenar los acontecimientos del juego, sí tenemos una preferencia por entrenar aquello que creemos que debe ser el comportamiento técnico-táctico según un modelo de juego o según las acciones que se suceden en el juego, pero no tenemos la tendencia de entrenar los acontecimientos del juego.

Por poner un ejemplo bastante radical: ¿cuántas veces se entrena la sustitución del portero titular con el suplente? Eso sería un acontecimiento del juego. Si se trabaja la conexión o salida de balón entre centrales y portero, ¿qué pasaría si ese portero se lesiona a última hora antes del partido, y tiene que ser titular el habitual suplente?¿No habrá sido el entrenamiento de la salida de balón en vano?

Pero sin ser tan extremistas, os pondremos otro ejemplo: el factor emocional de una entrada al campo. ¿Acaso entrenamos ese factor? Y eso que los entrenadores sabemos la importancia del estado emocional del futbolista que entra en el campo. Muchas veces entra nervioso, y quizá el equipo necesita en ese preciso momento calma. O por otro lado, imaginemos que entrada desanimado porque el equipo está perdiendo 4-0.

Tal vez por eso, muchos no entrenamos ciertos detalles en los entrenamientos, porque es casi imposible estar en absolutamente todos los detalles. Pero preferimos decir, que el jugador que entró no hizo nada de lo que buscabas al meterlo en el campo.

Pero ¿qué podemos hacer nosotros los entrenadores para mejorar esto? Os dejamos unos ejemplos de cómo influenciar lo máximo posible al realizar los cambios en tu equipo:

INFLUENCIAR EN EL FACTOR EMOCIONAL/MENTAL DE LOS SUPLENTES O MENOS HABITUALES MEDIANTE CONDICIONANTES EN LAS TAREAS

  1. Cuando haces un entrenamiento de simulación del partido del fin de semana con por ejemplo 10×10 + 2 porteros, intercambia a los porteros a mitad de ejercicio y mete al supuesto suplente con el equipo que esté trabajando los principios del modelo de juego o el planteamiento de partido.
  2. Deja a un equipo con uno menos (como si lo hubieran expulsado), cuando por ejemplo uno de los dos equipos esté goleando. Mete en el equipo con un jugador menos, a un jugador de campo que sea suplente habitualmente, para que tenga que cambiar la mentalidad: de ir ganando holgadamente, a estar en un equipo con uno menos y que encima está siendo goleado.

Añade condicionantes tipo:

  • Si este jugador mencionado marca, su gol valdrá por tres goles.
  • Si el portero anterior realiza una parada o una buena salida de balón (o cualquier otro principio que estés entrenando), valdrá como un gol.

Hay que echar imaginación para provocar un entrenamiento dirigido hacia la parte menos racional del entrenamiento y de la competición. Con este tipo de condicionantes y cambios en los ejercicios, estarás trabajando las cuestiones mentales y emocionales de los jugadores con menos minutos, o con jugadores que no están acostumbrados a estar en el banquillo. Además, todos se sentirán integrados en el trabajo semanal, y en el planteamiento de partido.

Estos han sido dos pequeños y simples ejemplos de los innumerables que se os puedan ocurrir. Lo importante es acercarse lo máximo posible a la influencia del juego, y por supuesto, el factor emocional de los que entran es fundamental, más allá de elegir correctamente a los jugadores que hacemos entrar al campo, y la lectura del partido en ese momento para saber exactamente qué necesitamos.

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