Aunque Tuchel a veces ha cambiado a un 1-3-4-1-2 o un 1-3-5-2 en varias ocasiones, ha jugado principalmente con un 1-3-4-2-1 con dos ‘10’ detrás del delantero: “Creo en una estructura disciplinada. Nos da la oportunidad de jugar más rápido porque todos saben dónde está el otro. Nos da la oportunidad de darle a cada jugador un par de posibilidades para elegir”. La cita ofrece una idea sobre el juego posicional de Tuchel. Cada decisión (y acción posterior) tiene efectos en cadena sobre la estabilidad de la organización del equipo. Por ejemplo, en un nivel muy básico, si un jugador decide dar un paso adelante para presionar, deja atrás un espacio que el oponente puede potencialmente explotar. Por lo tanto, el resto del sistema defensivo debe reaccionar para negar esas debilidades.

Un aspecto clave en el juego posicional de Tuchel es crear estructuras para el equipo con el propósito de provocar y luego explotar estas debilidades antes de que el resto del equipo rival tenga la oportunidad de reaccionar. Esto se logra mediante el espaciamiento de los jugadores en posesión, lo que crea constantemente diferentes “posibilidades” para el jugador con balón. Esta presencia de (al menos) dos opciones, obligan al oponente a elegir entre ellas, más comúnmente, qué jugador marcar o presionar, y cualquiera que elija, el equipo en posesión puede atacar inmediatamente la debilidad subsiguiente utilizando la otra posibilidad. La organización del equipo en posesión obliga a una organización igualmente precisa del sistema defensivo rival. Una hazaña que es difícil de lograr para muchos equipos.

Entonces, ¿dónde encaja el sistema de Tuchel en esto? La estructura 1-3-4-2-1 genera inherentemente algunas de estas ventajas que los sistemas de juego posicional buscan conseguir ofreciendo constantemente “posibilidades” para el jugador en posesión, con las cinco líneas verticales del campo ocupadas por defecto. El posicionamiento de los jugadores en espacios que normalmente aparecen entre las líneas del rival dificulta que los equipos ajusten su presión, independientemente de la formación con la que estén jugando, ya que siempre hay alguien que tiene que salir de su sitio para poder ‘tapar’ la debilidad creada.

Por ejemplo, los dos ‘10’ están en posiciones alrededor de los carriles interválicos (carriles entre zona interior y zona de banda), lo que les permite posicionarse ‘entre’ oponentes, tanto verticalmente (entre el medio campo y la línea defensiva) como lateralmente (entre el centro de la defensa y los laterales). Esto también tiene los beneficios de acercar a los atacantes a la portería, a lo que Timo Werner aludió en una entrevista reciente: “Ahora juego como un número 10, no como un extremo izquierdo, tengo más espacio para aparecer o atacar el medio”.

Los carrileros están naturalmente más arriba que una línea de cuatro habitual, protegidos por un central adicional detrás de ellos, y por lo tanto tienen más libertad para estirar la línea defensiva del oponente, creando una superioridad numérica de 5 contra 4 en la última línea. Mientras tanto, el doble pivote delante de los tres centrales no solo ofrece ángulos de pase naturales, sino que también crea por naturaleza la estructura 3-2 que muchos equipos de posesión buscan establecer cuando juegan en la mitad del oponente, proporcionando una base sólida para saltar y presionar tras pérdida en la transición defensiva.

Construyendo el juego dentro del sistema de Tuchel

La acumulación del Chelsea con los tres centrales y el doble pivote es un buen punto de partida para ilustrar algunos de estos conceptos. Tiene principalmente dos funciones claves en posesión: facilitar la progresión segura desde la defensa y ofrecer una gran superioridad para dar seguridad cuando el Chelsea quiere mantener la posesión con fines defensivos.

Ambas dinámicas surgen del hecho de que simplemente hay muchos jugadores en posiciones profundas: los cinco jugadores centrales, ayudados por los dos carrileros que caen más profundamente si es necesario, hacen que sea muy difícil para la oposición presionar con el mismo número que ellos. Incluso cuando el oponente intenta presionar, el Chelsea puede usar al portero como hombre libre para mantener el balón. Según el juego posicional de Tuchel, el método de juego progresivo que usan a partir de ahí depende de las decisiones del oponente.

Progresando por dentro o por fuera

Por lo general, los patrones de progresión de Chelsea se clasificarían en una de estas dos categorías: de dentro hacia afuera o de fuera hacia dentro.

Veamos la situación siguiente, donde el extremo rival está presionando en diagonal desde el exterior mientras intenta bloquear el carril de pase exterior con ese típico cierre de línea de pase en carrera. En este caso, el Chelsea utilizará al tercer hombre mediante el dentro-fuera a través del pivote:

Teóricamente, es posible que la oposición se mueva para contrarrestar esta amenaza, por ejemplo, con el lateral saltando hacia el carrilero y el resto de la defensa saltando en consecuencia para cubrir a delantero y media punta pero esto es a) difícil de coordinar y b) deja un espacio detrás del lateral que el Chelsea puede explotar potencialmente.

Una situación potencial interesante es la que apareció en el partido contra el Southampton en la que tanto el defensa central como el lateral se vieron atraídos en el proceso de este patrón de adentro hacia afuera. Después de que el balón salió desviado hacia James, Kante corrió por el lado ciego hacia el espacio que quedaba expuesto, creando una jugada más dinámica que involucraba a un corredor desde lo más profundo que sería más difícil de sobrellevar para los futuros oponentes dado el movimiento de rotación involucrado:

Alternativamente, si la oposición prefiere bloquear los carriles de pase centrales, la línea defensiva estará abierta para un pase de fuera hacia dentro para evitar la presión. Por ejemplo, en la imagen de a continuación, basado en situaciones contra el 1-4-4-2 del Southampton, el bloque compacto de estos bloquea las líneas de pase hacia Mount, que está en una posición óptima entre líneas. Sin embargo, la decisión del Southampton de priorizar el centro ha dejado los espacios de banda abiertos, y la estructura posicional del Chelsea permite encontrar a Mount fácilmente con un pase de pared a través de esa presión. Ten en cuenta también la posición de Hudson-Odoi y Werner entre dos defensores cada uno, fijando así a cuatro defensores con solo dos jugadores y evitando que cualquiera de la línea defensiva pueda saltar a Mount:

Cuando rompen la presión inicial, el Chelsea busca cambiar al lado alejado. Dado que la oposición se desplazará para bloquear los espacios del lado cercano, habrá espacio abierto en el lado opuesto para avanzar.

Esto funciona especialmente bien cuando el Chelsea construye de izquierda a derecha, gracias al papel de Azpilicueta como un central “híbrido”, comenzando en la defensa pero avanzando hacia el centro del campo cuando es apropiado y, a veces, incluso desdoblando por fuera como un lateral tradicional. Su posicionamiento en el carril interior lo convierte en un receptor perfecto para cambios de juego en el centro, justo fuera del alcance de los movimientos cambiantes de la oposición, pero lo suficientemente central como para representar una amenaza inmediata para el gol. La sincronización de sus movimientos hacia adelante es excelente, ya que también jugó un papel similar bajo Antonio Conte, lo que a menudo le permite eludir la presión entrante con su primer toque. Ocasionalmente, también existe la opción de que el lateral entre para recibir, especialmente útil cuando el jugador es Hudson-Odoi, que es peligroso en los espacios centrales, y que Azpilicueta explote el espacio resultante en el exterior mientras la defensa se apresura a cerrar el centro.

Presionar o no presionar: el papel del ‘cuadrado’

La otra decisión clave que la estructura posicional del Chelsea obliga a tomar al oponente es si presionar o no el doble pivote. Lo logran con un cuadrado creado por el doble pivote y el doble 10 a cada lado de la línea del mediocampo del oponente. Nuevamente, el posicionamiento de los jugadores significa que cualquiera que sea la decisión que elija el oponente, el Chelsea está listo para explotar la debilidad resultante:

Si la línea defensiva no se ajusta al posicionamiento de los ‘10’, su presencia entre las líneas inmoviliza a los mediocampistas centrales rivales, quienes deben priorizar el hecho de evitar un pase entre los dos. En consecuencia, esto libera el doble pivote del Chelsea para recibir con tiempo y espacio para girar y jugar una acción mirando hacia adelante.

Este es un gran ejemplo de cómo el sistema de Tuchel saca lo mejor de los perfiles de jugador disponibles para él, permitiendo que las fortalezas de un jugador brillen mientras esconde sus debilidades. Se sabe que Jorginho, por ejemplo, tiene problemas cuando está de espaldas a portería y tiene dificultades para convertirse en delantero. Sin embargo, cuando se le da tiempo con el balón, tiempo que se crea por la posición de los jugadores más adelante que inmovilizan a los oponentes, es más que capaz de realizar pases profundos precisos.

En el partido contra el Liverpool, el Chelsea buscó repetidamente jugar hacia Werner con pases largos desde lo profundo. Esto fue posible porque Mount y Jorginho, en el lado izquierdo del área del mediocampo, creaban constantemente 2 contra 1 ante Thiago. Si Thiago no se acercaba a presionar, Jorginho podía girar y jugar el pase atrás sin presión; si Thiago se acercaba, Mount siempre estaba generando opciones detrás de la presión para eludir al mediocampo del Liverpool. Como resultado, Chelsea pudo jugar repetidamente a través de la presión del Liverpool:

Relaciones de ataque

Los movimientos de ataque del Chelsea tienden a girar en torno a la creación de superioridades numéricas contra la línea defensiva de la oposición, con los tres delanteros estrechos flanqueados por dos carrileros que buscan crear superioridades de 5 contra 4. El Chelsea normalmente intenta avanzar al último tercio dando la vuelta al bloque del oponente, con el objetivo de encontrar un pase hacia adentro a uno de los media puntas o cambiar de zona para acabar el ataque en el lado contrario.

Gran parte de los intentos de Chelsea de desorganizar un bloque bajo se centra en la capacidad de los media puntas para utilizar a los centrales, colocándolos en posiciones a las que no quieren ir. Por ejemplo, esto podría ser sacar a un central hacia fuera verticalmente o atraer a un lateral por dentro horizontalmente:

Una de las últimas variantes es la de utilizar a Havertz como falso nueve, ya que es capaz no solo de lanzarse hacia la pelota sino también de hacer desmarques profundos en espacios muy cortos.

Esta flexibilidad da el potencial para que el resto de los atacantes del Chelsea lo utilicen como punto de referencia para sus propios movimientos; por ejemplo, cuando se deja caer para buscar espacios, podría ser el detonante para que un mediapunta o un carrilero haga una carrera diagonal por dentro para intentar crear movimientos de intercambio de posición.

Resumen

El eje clave existe entre los media puntas y los pivotes, y cualquiera de esos jugadores con los carrileros. El posicionamiento de estos triángulos a cada lado del campo es lo que fuerza la toma de decisiones del oponente y crea constantemente opciones para que el Chelsea tenga la posesión. A partir de ahí se trata de encontrar un mejor momento y dinámica en el último tercio para convertir su posesión en goles.

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