Hace poco subimos un vídeo a redes sociales sobre los ejercicios de automatismos en una sesión de entrenamiento de la selección francesa, y nos llegó un tweet que nos hizo replantearnos varios cosas. Por supuesto pedimos permiso a esa persona para publicarlo, y decía lo siguiente: “Este ejercicio no tiene sentido. Pase de A a B, luego a C, como un robot. Repite y repite. Son futbolistas, no máquinas. Sin toma de decisiones, esto no es un entrenamiento realista”.
Primero aclaremos qué es un ejercicio de automatismos o entrenamiento cerrado. En este tipo de ejercicios de entrenamiento, los entrenadores, no los jugadores, deciden una secuencia determinada de pases o movimientos. Es un ejercicio que pretende memorizar ciertos movimientos/desmarques, ocupaciones de espacio y sobre todo, patrones de pases.
¿Sería justo sugerir que esto no es realista? El debate sobre el ejercicio de automatismos parece decantarse hacia lo negativo. Tanto una tarea cerrada como una en la que fomentar la toma de decisiones, puede ser buena, dependiendo siempre de las necesidades de los jugadores. Sin embargo, es crucial saber cuándo y cómo incluir ambas en una sesión de entrenamiento.
Aquí hay una analogía sobre los ejercicios de automatismos que queríamos compartir
La idea de que las tareas cerradas o los patrones de pases no son beneficiosos es errónea. Tomemos el ejemplo de un coche. De repente, alguien te pide que conduzcas a un destino con el que no estás familiarizado. El navegador de tu automóvil te guiará hasta tu destino si sigues las instrucciones.
Para los próximos cinco o seis viajes al mismo destino, es posible que debas continuar utilizando el GPS. Con el tiempo, empiezas a reconocer la ruta y cómo llegar. Ya no necesitarás un navegador. Es similar a los patrones de juego en que actúan como disparadores o chispa en el cerebro de un futbolista. Al final, el fútbol se trata de tomar decisiones rápidas, y cuanto más rápido procesen los jugadores un escenario/situación de juego, más rápido brindarán una solución.
Durante las sesiones de entrenamiento abiertas, puedes practicar múltiples momentos del juego que pueden surgir en entornos similares a los de un partido, pero trabajar con automatismos puede ayudar a un entrenador a concentrarse en escenarios específicos en los que quiere trabajar porque ha identificado la necesidad de entrenarlos.
El ejemplo claro en mis equipos, es el de una situación de centro por banda: trabajo automatismos de centro y ocupación de zonas de remate. Depende de en qué zona esté un compañero realizando un centro, el balón será raso, por alto, con un pase atrás o un pase al primer palo, entre otros.
Las personas que dicen que restringe severamente nuestra capacidad de guiar y mejorar a los jugadores de fútbol, pueden estar equivocados: los automatismos son otra de las maneras de hacer mejores a tus futbolistas.
El aprendizaje es un proceso y, a veces, necesitamos integrar el proceso gradualmente antes de sentirnos cómodos nadando libremente en la parte profunda de la piscina sin flotador.