¿Cómo puede un entrenador hacer que sus jugadores actúen en el partido tal y como lo imagina durante la semana de entrenamientos?
La preparación como una construcción psicológica
Básicamente, la preparación es la construcción psicológica, donde la presentación de un estímulo permite el procesamiento más rápido de otro estímulo posterior.
Responde a esto: ¿De qué color es la nieve? ¿De qué color tienes la pared? ¿De qué color son las nubes? ¿Qué bebe la vaca?
Si estuvo tentado de decir “Leche” a la última pregunta, esto se debe a que imaginó el color blanco de antemano. Ambos, por otra parte, están asociados. Este efecto se basa en la premisa de una red asociativa dentro de nuestro cerebro.
Los estímulos verbales u ópticos también pueden desencadenar el comportamiento para un momento posterior. Para ti como entrenador, la siguiente idea es importante. Debes tratar de preparar un comportamiento específico en los entrenamientos de la semana, para que sea más probable que ocurra el fin de semana.
Explicaciones verbales
La opción más obvia es simplemente decirles a tus jugadores lo que quieres que hagan. ¿Hay que buscar bolas largas a nuestro 9? ¿Salir jugando?
Sin embargo, también debe quedar claro que esta no es la forma más efectiva. ¿Es realmente la mejor manera de decirle a tu jugador durante el tiempo que debe driblar menos? Probablemente no. Aquí es especialmente importante tomar el control de la perspectiva del jugador. En el campo, rara vez tomamos decisiones completamente conscientes, sino que se trata de una interacción entre la conciencia de la situación y las posibilidades técnicas del jugador. Por esta razón, es más efectivo cambiar su percepción o estructura de interpretación interna (ver el “discurso emocional” del siguiente punto).
Pese a ello el direccionamiento verbal sigue siendo una clave vital para cualquier entrenador. Pero, debemos ser conscientes de que es limitado, y cuando los jugadores no pueden poner en práctica las ideas de los entrenadores, también es su culpa. A continuación se explicarán mejores alternativas.
Discurso emocional y explicaciones.
Hay que aclarar que una buena petición siempre contiene una explicación. Aclara el contexto (el porqué de lo que pides), cuando una acción es apropiada y, por lo tanto, es más convincente y más probable que se ejecute.
En segundo lugar, anota la opción de un discurso emocional. De una manera emocional más información puede ser transportada de una manera eficaz. Un ejemplo positivo aquí es seguramente Jürgen Klopp. Después de una primera mitad contra el Manchester City, donde el Liverpool fue dominado en gran medida, instó a su equipo a ser más valiente. ¡Si ellos quieren quitarte el balón, deberán matarte! curiosamente, esta explicación es lógicamente táctica, aunque no se comunicó tácticamente, sino poniéndole emoción a la corrección. De hecho, sus jugadores tomaron más riesgos en la segunda mitad y pudieron mantener la pelota por más tiempo y cambiar el devenir del partido en la segunda parte.
Trabajo motor
La opción más sencilla es diseñar tareas mecánicas para los jugadores donde muestren exactamente el mismo comportamiento que deseas que ejecuten el día del partido. La tarea prepara el comportamiento planificado.
Sin embargo, en tareas simples, la tasa de aprendizaje es menor que en el juego libre. Primero, los jugadores harán ninguno o pocos avances en su ejecución técnica. Segundo, el comportamiento es menos accesible porque nos faltan pistas que nos dicen cuándo mostrarlo.
Por otro lado, la repetición puede llevar a esquemas de comportamiento muy rígidos, lo que conduce a una ejecución ciega sin considerar la situación. Esto mata la creatividad y conduce a decisiones demasiado complejas.
Así que cuidado con el diseño de las tareas. No deben ser demasiado sencillas, pero tampoco demasiado difíciles o con demasiadas consignas que puedan poner el foco del ejercicio en conceptos a trabajar que no son los que se necesitarán durante el siguiente partido.
Aprendizaje diferencial en el juego libre
Hay varias corrientes metodológicas que hablan de la idea de aprendizaje diferencial, que trata de diseñar tareas de juego libre donde los jugadores encuentran soluciones por sí mismos.
Las ventajas principales, son la superioridad en el aprendizaje motor y la similitud con los requisitos condicionales de un partido.
Además, el comportamiento también se prepara de manera más efectiva. Esto se debe a que está vinculado a señales más realistas que pueden desencadenar el comportamiento en la situación real. La clave es el acceso a la memoria de este comportamiento. Se queda grabada en el jugador.
El objetivo en la creación de cualquier tarea de entrenamiento debería ser el comportamiento que quiere ser entrenado. Esto se suele hacer adaptando la función de recompensa externa (objetivos: toques, goles) o reglas externas (líneas de campo o espacios diferentes). Ambos deben permitir a los jugadores descubrir el comportamiento libremente por sí mismos. Por lo tanto es automáticamente más memorizable.
Es importante, sin embargo, que exista tal conexión entre la señal en el entrenamiento y la otra en el juego. Debe desarrollar un punto de conexión entre sus sesiones y el partido (por ejemplo, qué hacer cuando nuestro defensor tiene el balón en su propia mitad). Si entrenamos el comportamiento (como pases a la espalda de la defensa rival, por ejemplo), hay que asegurarse que el equipo realmente se encuentre en esas situaciones durante los entrenamientos semanales.
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