Hoy en día hay una amplia gama de libros, sitios web, blogs, todo lo que quieras. Nosotros, como entrenadores, tenemos que seleccionar realmente bien lo que queremos, ese detalle, esa situación o ejercicio que llevará a un nivel superior a nuestra idea de juego y, en consecuencia, a nuestro modelo de juego. Esto es importante, porque los entrenadores están hechos de sus propias ideas y su éxito depende cada vez más de la creatividad.
De acuerdo con el equipo que tenemos a nuestra disposición y su cultura, debemos evaluar qué es lo mejor para él:
- Cuando tenemos el balón, ¿qué debemos hacer? ¿Ataque directo, contraataque, ataque posicional?
- Cuando perdemos la pelota? Recuperar posición? Falta táctica? ¿Presionar la pelota?
- Cuando recuperamos el balón? ¿Sacar la pelota rápidamente de la presión? ¿Aprovechar la desorganización del oponente? ¿Jugar hacia atrás y preparar un ataque posicional?
- Cuando no tenemos la pelota? ¿Presión y causar el error? ¿Volver y defender?
Después de pensarlo, tenemos que entrar en las especificidades del jugador:
- Cuando ganamos el balón: ¿Debo dar prioridad a la transición ofensiva si mis delanteros son lentos?
- Cuando tenemos el balón: ¿Debo realizar un ataque posicional si mis jugadores no están desarrollados técnicamente?
- Cuando perdemos el balón: ¿Debo presionar después de perder el balón si mis jugadores no son muy agresivos?
- Cuando no tenemos el balón, ¿debo defender una zona de presión si mis jugadores no son tan buenos interpretando esta fase del juego?
En cuanto a las ideas del juego, los ejercicios deben aplicarse al modelo del juego. Es cada vez más frecuente ver a los entrenadores buscando ejercicios de grandes equipos y aplicándolos a los suyos. ¿Esto tiene sentido? por ejemplo, un equipo alevín, realizando ejercicios de un primer equipo profesional. Puede que llegue a tener sentido, pero debemos adaptar los ejercicios a nuestro equipo, en términos de contenido y complejidad.
Debe haber una planificación ajustada a las necesidades del equipo y del jugador. Debemos resolver problemas colectivos e individuales, sectoriales e intersectoriales, siempre conscientes de lo que se está logrando, no realizando imitaciones descontextualizadas. Debemos ejercitar el cerebro y crear nuestro propio modelo de entrenamiento adaptado a nuestro modelo de juego. Ser creativo, entender las necesidades del equipo y ajustar el modelo en consecuencia.
En la práctica, las situaciones reales del juego son cada vez más importantes:
- Ejercicios para defender bien en las transiciones: qué hacemos cuando tenemos el balón y lo perdemos.
- Ejercicios para defender bien: comenzando desde el campo grande hasta la transición defensiva
- Ejercicios para atacar: desde el campo pequeño hasta la transición ofensiva
Todas estas situaciones deben ser parte de las ideas de ejercicios de los entrenadores, porque representan “la realidad del juego”. Los equipos que no están preparados mediante el entrenamiento, no están preparados para controlar el juego.
Imaginemos el modelo de juego como una casa. Sería algo como:
- Base de la casa – Organización defensiva y transición defensiva.
- Estructura de la casa – Organización ofensiva y transición ofensiva.
- Techo de la casa – Establecer la efectividad de juego
Para construir la casa tenemos que pasar por un trabajo muy duro, y cuantos más cimientos tengamos, menos problemas podremos tener en nuestra estructura.
En resumen, podemos revisar libros, videos, asistir a conferencias, etc., pero siempre debemos traer nuestro toque personal, nuestro cerebro, y ser originales en nuestras sesiones de entrenamiento y nuestro modelo de juego. Debido a que la cultura del club y las características de los jugadores en cuestión así lo dictan, son únicas.
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