Hace poco más de dos años, el Doctor Roland Loy publicó un estudio sobre el factor de la aleatoriedad en el fútbol y de qué forma influye para ganar un partido. Los resultados apuntan a los eventos aleatorios (a lo que habitualmente denominamos “suerte”) como factor fundamental. Y la “suerte” y el “al azar” han aumentado su influencia en la última década. Algo que parece totalmente contradictorio con el aumento de la importancia de la táctica y la ciencia en el fútbol, que se supone, que no deja nada al azar.
Al definir lo aleatorio, al menos en el contexto en que lo usamos en este texto, hablamos de un conjunto de errores no forzados, en el que los jugadores cometen fallos al margen del juego y que surgen sin la presión del equipo adversario. Tales fallos podrían ser pases equivocados, fallos del portero, un mal césped que hace variar la dirección de la pelota, etc.
Los números del estudio de Loy
Comencemos por analizar el trabajo de Loy. Estudió 1.200 partidos de la Bundesliga durante 3 años, y llegó a la conclusión de que el 60% de los goles vienen marcados de hecho como resultado de una capacidad atlética y/o técnica de los equipos y de su proceso ofensivo. En cuanto al 40% resultan del puro azar. Esto significa que el 40% de todos los goles son resultado de errores no forzados, aleatorios e imprevisibles. También estudió ligas como la española, inglesa o portuguesa. Los números aquí todavía suben más, casi al 46%.
Pero hay más datos que dan entender cuán aleatorio puede ser un partido de fútbol. Loy en su investigación enfocada esta vez en la Liga de Campeones percibió que el 35% de los toques de los jugadores al balón eran pura coincidencia (malos pases, un balón proveniente de un corte)
Los errores no forzados
Eliminar los errores no forzados es el camino para la victoria y quien lo hace más eficientemente se ha garantizado el camino a los títulos. Un excelente caso de ello, es el Borussia de Dortmund. El club alemán puede no estar pasando un buen momento, pero la última vez que fue campeones en 2011/2012, eliminaron gran parte de sus errores. Especializados en el contraataque y en transiciones defensivas rápidas, perdió sólo 12 veces el balón en zonas avanzadas en 3.400 de sus jugadas de ataque.
Pensando en los errores no forzados es imposible no individualizar jugadores y la realidad muestra que hay futbolistas más propensos para el error que otros. Y hay zonas del terreno donde estos errores son más determinantes.
¿Quién tiene la culpa de estos errores?
Los números son claros: hoy en el fútbol se corre más y más rápido.
Por ejemplo, de 2002 a 2006 el número de carreras a alta velocidad aumentó un sorprendente 50%. Y la previsión, es que en los próximos 5 años, el fútbol aumente aún más el 15% a su velocidad.
Esto demuestra una evolución clara en el fútbol a nivel físico con la que muchos de los jugadores actuales no están listos para lidiar. Cada vez hay un mayor desgaste en los partidos, y hay temporadas cada vez más largas. Así, no es de extrañar que esas malas decisiones y el número de errores sean más frecuentes, principalmente en los últimos 25 minutos de los partidos.
¿La solución a los errores?
Una gran capacidad de coordinación unida a una técnica y una disposición física que disminuya los efectos del desgaste.
Otro factor que parece ser determinante según el estudio, es la edad a la que los jugadores empiezan a jugar de forma más “seria” y reciben una formación acorde con las necesidades del fútbol actual.
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