La presión va más allá de la mera ejecución de patrones. Los jugadores deben estar entrenados de manera que les permita reaccionar de manera flexible a la situación respectiva, tomar decisiones individualmente adecuadas y comunicarlos/coordinarlos.
Una parte importante de esto es guiar al oponente para presionar. Hablando en términos generales, se puede distinguir entre dos enfoques, que se orientan de acuerdo con el lugar donde el oponente debe verse obligado a jugar, ya sea dentro o fuera. Con “dentro” puede significar tanto el medio espacio como el espacio central.
En el siguiente ejercicio de entrenamiento, entrenaremos cómo debería ser la presión dependiendo del enfoque elegido y cuándo debería elegirse en primer lugar.
Hay algunas pautas individuales adicionales a considerar que siempre se pueden entrenar. Esta selección puede ampliarse, y más bien enfatiza ciertos aspectos en los que un entrenador se puede llegar a encontrar:
- “La presión sobre la pelota determina el comportamiento colectivo”: por esta frase, la gente se rió un poco sobre Domenico Tedesco hace algún tiempo. Bueno, “colectivo” también podría ser eliminado o reemplazado por “individual”. El comportamiento individual resulta en colectividad como la suma de múltiples acciones realizadas en relación entre sí. En nuestro ejemplo, el comportamiento del jugador que quiere presionar el lateral todavía depende de lo que pueda hacer un compañero de equipo en una posición más alta.
- Leer la posición del cuerpo del receptor: un buen momento para la presión agresiva es, por supuesto, siempre cuando un oponente está de espaldas a la portería o no puede dar su primer toque hacia adelante.
En la siguiente parte, estos aspectos ahora se aplicarán de manera más colectiva, lo que en última instancia lleva a guiar al oponente a situaciones prometedoras para nosotros mismos. Para esto, hemos elegido un ejercicio 6×7. El equipo que presiona generalmente se supera en número para provocar una forma de presión bastante orientada al espacio.
Ejercicio para presionar donde nosotros queramos
El campo se divide aproximadamente en 3 zonas. La zona media es considerablemente más corta que las dos zonas exteriores, que además están divididas en dos mitades por una línea vertical. También hay áreas de banda estrechas. Dependiendo de la disponibilidad, se utilizará portería pequeña y una portería normal.
Los dos centrales y el centrocampista defensivo se posicionan en la primera zona contra tres jugadores rivales presionando. Además, el equipo en posesión de la pelota tiene dos laterales en los carriles de banda. En la zona media, solo hay tres jugadores del equipo defensor. En la zona más alejada, dos jugadores del equipo atacante ante un portero:
El objetivo del equipo en posesión es pasar a uno de estos dos jugadores (sólo con un pase raso). Si se consigue, se juega libremente hasta marcar gol. Si el pase a la zona alejada se juega a través del centro, el gol valdría dos puntos. Si se alcanza la zona a través de un lateral, solo valdría un punto. Si se hace un pase al exterior, uno de los tres centrocampistas del equipo defensor puede presionar al lateral.
Además, a uno de ellos siempre se le permite subir a la zona más alta. Sin embargo, solo es posible volver a caer en la zona más profunda, una vez que la pelota se juega allí. Aquí, el portero puede y debe actuar como un “líbero”.
Si el equipo defensor roba el balón, también hay juego libre. El equipo que presiona intentará terminar en la portería sin portero. Si la pelota se gana con una anticipación, un gol contaría dos puntos. Todos los goles marcados después de otros tipos de robos de balón, solo conllevan un punto.
En este ejercicio de entrenamiento, la división de las zonas en mitades se aplica principalmente con fines de orientación, lo que idealmente garantiza un posicionamiento y una estructura limpia en la presión. Las reglas son especialmente hechas para guiar (y jugar) al rival hacia al centro. Aquí, se puede crear un 2 contra 1 presionando al centrocampista más cercano junto con el delantero o uno de los extremos.
Si el extremo y el delantero presionan al defensor central al mismo tiempo desde diferentes ángulos, también se puede provocar un pase raso a través del medio espacio, lo que ofrece una buena situación para una anticipación directa de uno de los centrocampistas.
Debido al peligro constante de los oponentes detrás de los jugadores que presionan, es necesario un estilo de juego intenso en todo momento.
Todo ello nos lleva a crear una presión trampa, puesto que en la zona central es donde mejor conseguiremos (debido a la superioridad), robar el balón de nuestro rival. Y esto, nos lleva al objetivo final: presionar donde nosotros queramos.
CURSOS EN OFERTA